miércoles, 1 de agosto de 2012

I get high with a little help from my friends

Gracias. Una palabra simple que a veces lo dice todo. Lo sé, la digo mucho. Quizás demasiado, pero lo necesito. Demasiado y seguirá siendo poco para todo lo que hacen por mí. ¿Qué por qué? Demasiados porqués. Porque me hacen seguir aquí cada día con ganas de ser feliz, con ellas. Por arrancarme de mi casa cuando no quiero salir. Por hacerme reír cuando me enfado para hacerme ver que no puedo estar más de dos segundos sin hablarles. Por aguantar mis tonterías y reírse de mis chistes sin gracia. Por no querer cambiar nada de mí y quererme con mis mil defectos. Por escucharme y aconsejarme. Por apoyarme hasta cuando estaba equivocada. Por nunca juzgarme. Por hacer volar mi autoestima cuando estaba por los suelos, y por mantenerme con los pies en el suelo cuando sabían que no era buena idea seguir volando. Por sostener conmigo los problemas y hacerlos más pequeños. 
Por buscar conmigo soluciones a cosas que ni la tenían. Por entenderme cuando yo no me entendía. Por cuidarme cuando lo necesitaba. 
Por venir a verme al hospital y hacerme feliz con un bote de lacasitos. 
Por secarme las lágrimas cuando hizo falta,y acompañarme en cada sonrisa.
Por confiar en mí y demostrarme que puedo hacer lo mismo. Por cada quedada. Por cada foto. Por cada cachimba, y no Antonella, nuestra amistad no se basa en eso. Se basa en mil cosas más. Por mi segunda casa. Por las partidas de billar. Por los vídeos de Jess. Por Rocky. Porque bueno...mas o menos. Porque ''no te estreses'' y porque ''ya sabes de que vans ,no?'' 
Ya os avisé, eran demasiados porqués. Pero, ¿Sabéis cuántos quedan? Millones. Lo que valéis vosotras. 
Pues no, no me preguntéis por qué las quiero tanto, porque eso aún no lo he averiguado. De verdad, gracias

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Un blog se alimenta de comentarios. Haz tu aportación.