miércoles, 21 de septiembre de 2011

Olvida el precio de las cosas.

Los humanos tenemos esa odiosa costumbre de etiquetarlo todo y de dejarnos llevar por las cosas mas llamativas que, en muchas ocasiones, son las más caras.
El dinero mueve al mundo, es la verdad. Te encuentras un misero euro por la calle y te sientes la persona más afortunada del planeta durante todo el día.
Vale, ahora para un segundo y olvida por un momento el precio de las cosas. Si lo piensas bien, hay miles de cosas que el dinero no puede comprar.
Puedes ser millonario y que te falte esa sonrisa que te alegre, ese abrazo que te anime y ese amigo que te protega.
O puedes sentirte millonario simplemente teniendo eso.
La riqueza es algo totalmente relativo. Unos se creen más ricos por tener mas y otros por necesitar menos.
Yo me siento millonaria por cosas que no están en venta, por ejemplo tú. Y , ¿sabes qué? Que es normal que no estes en venta, porque sinceramente..no tienes precio.

domingo, 4 de septiembre de 2011

Cultivar mucho para recoger una única rosa.

Mi problema no es dar y no recibir. Claro que recibo. No de todas las personas, pero si de algunas.
Mi problema es que mucho antes de haber recibido, ya lo espero.
Y espero muchísimo de todo el mundo.
Pero entonces, en ese momento; es cuando me doy cuenta de quién de verdad importa. De que no todo el mundo es tan generoso como imaginaba,sino más egoístas de lo que podia llegar a pensar.
De que al fin y al cabo, solo las relaciones recíprocas merecen la pena.
Y aunque me he dado cuenta de eso, ya es demasiado tarde para retroceder. Es demasiado tarde para elegir quien afecta en mi felicidad y quién no. Demasiado tarde para cambiar qué personas cuidas más que a ti mismo. Porque ya te ha dado tiempo de quererlas, y eso no te lo quita ni el daño que te hagan.