lunes, 11 de julio de 2011

Lo que tengo

Hoy me he propuesto recuperar la sonrisa. Esa que ya desde hace un tiempo brilla por su ausencia. Es hora de dejar de pensar en todo eso que no tengo. Hora de darme cuenta de lo valiosa que es una vida, porque solo hay una.
No voy a decir que mi vida es perfecta, porque no lo es. Pero tampoco voy a ponerla en mal lugar. Si tengo que ser sincera, me gusta mi vida. Puede que no tenga todo lo que quiero, pero quiero todo lo que tengo y al final, eso es lo que vale. Tengo mucha suerte.
La suerte de poder cambiar el irritante sonido de un despertador por la bonita voz de mi madre. De levantarme y encontrarme mi desayuno preferido preparado encima de la mesa.
La suerte de tener el abrazo asegurado de mi hermano si las cosas no van del todo bien.
De haber salido al mejor hombre del mundo. La suerte de tener de mi lado a determinadas personas que han conseguido que nunca me vea sola. De tener el nombre que me cedió una bellísima persona. Tengo la suerte de haber conocido a gente que no se me olvidará en la vida. Y de vivir instantes que no cambiaría por nada del mundo. La suerte de tener una madre que lo da todo porque sea feliz. Un padre que aunque le cueste expresarlo, me quiere más que a nada. Y un hermano que aunque me haga odiarlo cuando pone su música a tope y no me deja concentrarme, es un cielo.
Tengo la suerte de tener un bonito piso aquí y otro en la playa. De poder tener un abrigo si hace frío y un aire acondicionado cuando pasamos de los 40. La suerte de estar escribiendo esto ahora mismo, en un pórtatil a mi entera disposición.
También la suerte de tener como mejor amigo a un batera melenita. De recibir los besos de los mejores abuelos que se pueden tener. Esos típicos besos que solo te pueden dar ellos..
La suerte de tener en mi vida a una niña de ojos azules que no cambiaría por nada.
La de tener una familia que no ha dejado un segundo de cuidarme.
Y sobre todo, la suerte de estar diciendo todo esto en este preciso instante.
De estar por fin valorando lo que de verdad importa. De ser capaz de ver todo eso que tengo, en lugar de lo que me falta. Y de comprender el verdadero valor de una vida.
Que no es otro que
la imposibilidad de morir de sed, teniendo tanta agua.

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