lunes, 25 de junio de 2012

Aunque no fuese correcto, prefiero equivocarme a tu lado

Y así pasaban los días. Uno, otro, otro y otro; todos iguales. Monotonía de color, siempre gris. Aunque el cielo fuera azul y brillase el sol con toda su fuerza, la que no tenía fuerzas era yo y la felicidad brillaba por su ausencia. Una cápsula gris me envolvía, dejando atrás cualquier visión optimista de la vida. A veces incluso afectaba a aquellos que se prestaban a darme un abrazo. Pero cualquier ayuda no era suficiente para acabar con esos días.
Sólo una persona podía hacerlo posible, romper la cápsula, hacerla añicos, quemar los restos y hacerme creer que tan solo había sido un mal sueño. 
Cada vez la cápsula era más grande y el optimismo estaba más lejos. Tan grande era que no me permitía saber nada de nadie.Pero un día alcé la vista y entonces supe que ella también estaba envuelta en un triste aire gris. Más días, más,más,más.
¿Qué es eso? Una pequeña luz, es ella saliendo poquito a poco de su cápsula. Un pasito, otro, otro más. Cada vez más cerca. Optimismo en mano, lo lanza contra todo aquello que me envuelve. Sorprendentemente, logra abrir un hueco y el optimismo me llega, enterito para mí. Un atisbo de esperanza decide quedarse a sonreír conmigo. Un buen presentimiento me hace levantarme, así de pronto. ''¡Adiós cápsula!, es hora de ser feliz, esta vez las cosas van a ir bien y si estoy tan segura es porque no pienso permitir lo contrario. Adiós días grises, hola días contigo de nuevo.''

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